jueves, 27 de diciembre de 2012

LA MUJER TECLA Y EL AMANECER DE URANO

Ahora llevas
volantes de cerezo,
uñas pincel,
pañuelos en el pelo.
Ya no importa qué pasa,
ni dónde
ni cuando,
ya no te mandan
los lobos a los lobos.
No hay más interrogante
que el arte y el sudor,
no hay pan
por contar historias,
pero un horizonte
se dibuja
más allá
del desprecio
y los fantasmas.
Solo una idea
naciendo pequeña,
revoltosa en las manos.
Fertilidad sin moldes,
una esencia que alumbra
las aristas más bellas
del mundo descuadrado.
Un planeta nuevo
despierta a cuatro manos,
no hay mapas
cuando todo se aprende,
cuando
universos enteros laten,
luz primera,
metamorfosis y origen,
pariendo
los mañanas
que llegan cada hoy.